miércoles, 5 de marzo de 2014

COMIENZOS DE LA ERA INDUSTRIAL

“La economía cambia de ritmo”
1870-1914.


    “En la segunda mitad del S XIX el Reino Unido dejó de ser el único país industrializado, el sector industrial se amplió no solo hacia Francia, Alemania, Italia también en Rusia, Suecia y Países Bajos y fuera de Europa hacia Estados Unidos y en cierta medida en Japón.
El mercado internacional de materias primas se amplió extraordinariamente – triplicándose entre 1880 y 1913- Argentina se convirtió en gran exportador de trigo y cada año contingentes de trabajadores italianos apodados golondrinas cruzaban en ambos sentidos los 16.000 Km del Atlántico para recoger la cosecha.
      Fue una época que se caracterizó por la rivalidad entre los estados, las relaciones entre los países desarrollados y los subdesarrollados se fueron haciendo cada vez más complejas, cuando en 1860 las exportaciones de África, Asia y América Latina convergían en un solo país, Gran Bretaña. En 1900 ese porcentaje había disminuido hasta el 25 por 100 y las exportaciones del tercer mundo a otros países de la Europa Occidental eran ya más importantes que con el Reino Unido, el 31 por 100.
     Este pluralismo quedó enmascarado hasta cierto punto por la dependencia que se mantuvo e incluso se incrementó, de los servicios financieros, comerciales y navieros con respecto al Reino Unido. Londres era el centro de las transacciones internacionales, de tal forma que sus servicios comerciales y financieros obtenían ingresos suficientes como para compensar el déficit en la balanza de artículos de consumo. La enorme importancia de las inversiones británicas en el extranjero y su marina mercante reforzaban aún más la posición central del país en la economía mundial. En 1914 la flota británica de barcos a vapor era un 12 por 100 más numerosa que la de todos los países europeos juntos.
Otra característica de la economía mundial fue la revolución tecnológica, se incorporó a la vida moderna el teléfono y la telegrafía sin hilos, el fonógrafo y el cine, el automóvil y el aeroplano; la aspiradora (1908) y el único medicamento universal que se ha inventado: la aspirina (1899). Así como una de las máquinas más extraordinarias cuya contribución a la emancipación humana fue reconocida de forma inmediata: la bicicleta. 
     La gran innovación consistió en actualizar la primera revolución industrial mediante una serie de perfeccionamientos en la tecnología del vapor y del hierro por medio del acero y las turbinas. La electricidad, la química y el motor de combustión tuvieron gran importancia.
    Otra característica es la transformación de la empresa capitalista, se produjo la concentración de capitales, se comenzó a distinguir entre “empresa” y “gran empresa”.
Se produjo además una extraordinaria transformación del mercado de los bienes de consumo, hasta ahora limitado a los alimentos y al vestido. La tecnología y el imperialismo contribuyeron a la aparición de una serie de productos y servicios (cocina a gas o consumo de bananas).
Una de las consecuencias más evidentes fue la creación de medios de comunicación de masas (periódicos), el desarrollo de la venta a crédito, en cuotas mensuales.
    Comenzó en el Reino Unido en 1884 la venta de té en paquetes de 100 gr. Actividad que permitió hacer grandes fortunas, como la de Sir Thomas Lipton quien no tenía ningún establecimiento en 1870 pero en 1899 tenía 500.
   Esto tiene que ver con otra característica, el aumento de los puestos de trabajo en el sector público pero más aún en el privado(comercios).
   Otro aspecto importante fue la creciente participación de los gobiernos en reformas sociales o en la defensa de los intereses económicos de algún grupo de votantes.
Las rivalidades políticas entre los estados y la competitividad económica entre grupos nacionales de empresarios contribuyeron tanto al imperialismo como al origen de la Primera Guerra Mundial. También contribuyeron al desarrollo de algunas industrias como la de armamentos en los que el papel del estado era decisivo.
    Así se fue transformando la economía del mundo desarrollado, pero lo que más impresionó a los contemporáneos fue más que las transformaciones, su éxito. Sin duda estaban viviendo una época floreciente, incluso a los trabajadores parecía ofrecerles un número casi ilimitado de puestos de trabajo incluso para la gente sin preparación. 
   Esto permitió a la gran masa de europeos que emigraron a Estados Unidos integrarse al mundo de la industria. Pero no fue una época que les permitiera aliviar la pobreza que la mayor parte de la clase obrera había creído que era su destino a lo largo de la historia.
En cambio para los sectores pudientes y las clases medias la belle epoque era el paraíso que se perdería después de 1914. Época a la que querían volver cuando vinieron los años oscuros de la pos guerra. Pero fueron las mismas tendencias de la economía de los años anteriores a 1914, y gracias a las cuales la clase media vivió su época dorada, las que llevaron a la guerra mundial, a la revolución y a la perturbación e impidieron el retorno al paraíso perdido.

                             Texto adaptado, tomado de “La Era del Imperio, 1875-1914”. Eric Hobsbawm. Grupo editorial Planeta/Crítica. Buenos Aires. 2006.




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